porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

25.12.11

Chau y ola.

Chau despertador, chau a poner "posponer 5 minutos" la cantidad de veces necesarias como para que terminar llegando exactamente diez minutos tarde. Chau ahogo, chau ruidos, chau encierro, chau asfixie, chau.

No, no me voy al medio del campo, no me voy a rodear de pajaritos y a regar plantas y flores y una escena re linda de película que también a mí me gusta imaginar. Me voy a un lugar mágico.

De día la paz, el agua salada acariciando la piel, y los ojos con su hermosura física, y los oídos con ese sonido imposible de reproducir. Las huellas en la arena, el sonido del viento, el sentir del viento, el viento sobre la piel mojada. Risas (muchas, muchas risas), los "qué pasó anoche", charlas, holas, chaus, más risas otra vez. El voley (risas nuevamente), el sonido del silencio, y después del no-silencio, y el encontrar silencio dentro del no-silencio.

De noche, fiesta. 

Y así me encargo de no saber describir a ese lugar que me dio tantas cosas -y me va a dar los próximos días-, pero simplemente queriendo dejar un registro de que CHAU a todo lo anterior y HOLA OLAS.

17.12.11

Aprendí que mentirse tiene patas muy cortas y que siempre la costumbre va a matar al placer

Mis labios supieron sentir otros y encenderse y encenderme y hacerme sentir cosas que nunca había sentido. Mis labios me apagaron, o quizás mi cabeza, siempre mi cabeza que me apaga cuando más lúcida debería estar. Me negué a ese final, me opuse a esa oscuridad a tantos lindos sentimientos; sin embargo el apagón ganó, la noche nos avanzó; y no hablo de esa noche que nos hizo querernos en silencio; si no de la noche de oscuridad, de vacío, de adioses, de finales, de eternidad ya no tan eterna.

Acá me encuentro, tratando de saber si lo que pasó fue lo que tenía que darse, de si hice lo correcto, de si tengo que callar mis sentimientos a partir de hoy y abandonar la transparencia sentimiento-acción o seguir guiándome por lo que me pasa más allá de todo.

Nunca me olvidé de vos, de tu sentir, de tu querer; nunca te lo creí tampoco. No porque tus besos no hayan sido suficientes, si no porque mi poca fé en mi misma durante todo este tiempo de falta de vos me obligó a sentir que a nadie iba a pasarle nada como vos te encargaste de decirme que te pasaba conmigo.

Algún día capaz crezca, capaz crezcamos, capaz entendamos que con quererse no alcanza, quizás nos demos cuenta que no nos queríamos lo suficiente o que había algo más allá de nuestro amor, sí, amor, te amé, a mi forma, a mi manera, con mis miedos, con mis limitaciones, pero te amé-

Nunca voy dejar de sentirme agradecida por todo esto. No quiero que lo leas. No lo vas a leer. Si es el final, si de verdad lo sea, entonces quiero que sepas esto. Que no es nada. Porque no dije nada. Pero esa "nada" tan poco nada fue siempre lo que me pasó. Esa falta de asumir lo que realmente recorría mis venas es lo que me sigue pasando y quizás seguirá así.

Te quiero y siempre te voy a querer.

25.11.11

Quinto II

Tenía miedo de que pasara, como si sirviera de algo tenerle respeto al paso del tiempo, como si así él fuera menos escurridizo con nosotros. Y como todo, como siempre, pasó. Pasó allá afuera, porque acá adentro va a seguir pasando el resto de mi vida.

Es eso exactamente lo que siento: que fue tan importante al punto de que muchas cuestiones con las que me encuentre en un futuro van a estar relacionadas con lo pasado en estos cinco años, y principalmente en este. Como si estos cinco años fueron sembrar algo en mí, que todavía le queda mucho por florecer.

No todo es metáfora. Tampoco todo es negativo. Tengo una mezcla de emociones difícil de apalabrar. Vienen las vacaciones, dejo de tener que despertarme a las siete de la mañana, dejo de ver a mis compañeros y amigos todos los días, se viene la facultad, quedó atrás aquello que los adultos siempre se encargaron de decirme que aproveche porque después lo iba a extrañar; etc. No se le puede poner un adjetivo a esta situación.

Voy a extrañar las caras dormidas y los chistes internos y el amor-odio con mis compañeros y las pedidas de silencio de los profesores y los malditos últimos cinco minutos interminables para el timbre y y y y y y .

15.11.11

Hasta la próxima vez, mi viejo karma

Deben existir muchos escritores y filósofos que se esforzaron en poner en palabras que "la vida es un libro" o "la vida es literatura" y seguramente les debe haber quedado un texto admirable, lo cual simplemente voy a suponer y nunca saber con certeza porque jamás tendré los conocimientos para juzgarlo, y porque, además, poco me interesa un ensayo en el que se quiera mentir tanto.




Creí que había quedado atrás, que las tantas páginas y nuevos capítulos que me separaban de esas líneas en las que era protagonista ya eran suficiente como para que nunca más estuviera de vuelta. Sin embargo volvió a aparecer, y yo a envolverme, enterrarme; a tener eternas ganas de equivocarme otra vez. 

Fue algo así como un paréntesis, porque enseguida retomé el hilo de esos nuevos capítulos y comprendí que lo otro era pasado. Pero lo que entendí, en realidad, es que la vida no se separa en capítulos y nada queda definitivamente atrás. Que todo vuelve, en todos los sentidos, ya sea para atormentarnos o para dibujarnos una medialuna en donde unos minutos antes quizás una boca gritaba de dolor.

Hoy te saludo, me despido, te digo chau. Y aunque expresé un "hasta nunca"; vos, yo, y el maldito libro de mi vida (que ya quedó claro que en nada se parece a un libro) sabemos que te voy a estar escribiendo de vuelta. Igual no me preocupo. Vos más de una vez vas a soñar conmigo.

6.11.11

Estado con minúscula

No es tan fácil de explicar. Es de repente un vacío que me llena. Que me ocupa cada parte del cuerpo, que absorbe todas y cada una. Es una nada que abarca todo. Ahí no se propaga ni la luz, ni el sonido, ni los sentimientos. Nada. Nada en todas partes.

Ahí es cuando quiero salir de mí. Me voy a caminar, y me preguntan a dónde, y respondo que no sé. Porque en realidad necesito salir de mí misma, no de mi casa. A donde voy, llevo a este cuerpo que ya está cansado de esta nada. Me quiero escapar de acá adentro y no puedo. Soy mi propio Alcatraz. Estoy encadenada a mí.

Soy libre del cuerpo para afuera, pero acá adentro estoy presa. No me sé liberar todavía. Simplemente me pongo los auriculares, pongo play y empiezo a caminar. Caminan mis pies, no mi esencia. Pero con alguna torpeza me río de mí y se me pasa. O capaz que el aleatorio del ipod se encarga de tapar esa nada por un rato.

Es un círculo, ya me acostumbré, qué se yo. Lo bueno de lo malo es que uno se acostumbra. Por lo menos tengo algo para escribir.

22.10.11

1/x

De repente una parte de mí está en otra persona. De repente lo que siempre dependió de mí, cambia según otro. De repente está en juego mi bienestar. De repente lo que el otro haga va a cambiar mi ahora. De repente soy una mitad, o un cuarto, o lo que sea; de repente algo me falta y a otro, algo le sobra, o simplemente guarda algo mío en algún lado. Pero no lo cuida. Lo lastima. Y me lastima.

Por primera vez supe dar, o simplemente me salió. Cedí. Me dejé ser una parte y no ser más un completo. Y todo salió mal.

Era mejor cuando era un entero y no me importaba nada. Ahora soy simplemente una fracción. 

Ya no quiero que me devuelvan lo que di. Esa parte está quebrada, sucia, olvidada. No supieron darse cuenta que era una parte mía. O lo supieron y no lo cuidaron. No lo quiero de vuelta; tiralo a la basura. Ya no me sirve. 

Tendré que ser una fracción para siempre y, para la próxima, saber a quién le doy una porción de este triste pedacito que quedó.

3.10.11

El mañana no existe (PERO VA A EXISTIR)

Supongo que de chiquita debo haber querido ser maestra o doctora, pero nunca fueron ganas tan fuertes como para mantenerse hasta hoy o que realmente las recuerde. Hubo una época que iba mucho al dentista y me dieron ganas locas de arreglarle los dientes a las personas. Debo haber tenido ocho años. Ese envión me habrá durado ese mismo número pero en meses. Cuando empecé la secundaria y arranqué a dejarme ser en papeles y escribir, sentí que tenía ganas de eso. De hacer algo relacionado con la comunicación, con transmitir ideas y opiniones. Me aseguré toda la secundaria que eso quería, me afirmé sobre qué carrera iba a estudiar y en qué universidad.

Estaba realmente convencida, hasta que llega el momento en el que todas esas ganas, y sueños, y expectativas de a poco van dejando de ser proyectos a futuro y se acercan al presente. De repente me tengo que inscribir. De repente tengo que decidirlo ya. De repente hay que convertir ese "me gustaría" en un "me gusta". ¿De qué te gustaría trabajar cuando seas grande? me dicen algunos. Nadie entiende que me es imposible verme grande. Que no quiero ser adulta, no quiero que pase el tiempo, nada relacionado con ser "grande" me parece lindo, por ende no tengo ganas de verme en la adultez de ninguna forma. De la mejor forma que me imagino de grande es siendo chica.

No me siento preparada con 17 años como para saber lo que quiero hacer el resto de mi vida. Algunos me dicen que no me lo tome tan trágico, sin embargo para mí es así. No tengo miedo a "perder un año", tengo miedo a que pase un año, dos, tres, y yo seguir con esta misma incertidumbre, estas mismas ganas de seguir sin asumir un papel, de quedarme saltando la soga en el punto en el que se dividen mil millones de caminos.

Me pasé el último año diciendome que estaba segura de algo que en realidad no. Evitando investigar para no tener que aceptar que tengo que realmente plantearme qué quiero aprender, de qué quiero trabajar y para qué tengo facilidad. 

Por más que muchas personas me aconsejen, esta vez la decisión es puramente MÍA y PARA MÍ. Creo que eso es lo que más miedo me da, que literalmente todo está en mis manos.

13.9.11

Phoebe

Siempre creí que cada día que pasaba, cada hora o cada minuto vivido que quedara atrás, justamente eso: me abandonaba. Lo pasado, simplemente pasaba para amontonarse en lo que ya no era más. Para desaparecer. Para pasar del ser al no-ser en ese instante en el que ya los verbos en presente no me eran útiles para narrar el hecho en cuestión. 

Un poco por Hegel y otro poco por no querer resignarme a tener que resignarme, valga la redundancia, entendí que lo que pasa no desaparece, si no que uno lo incorpora. Se deshace en lo físico para ser adentro de uno. 

Ya no le tengo tanto miedo al paso del tiempo. Ya no creo más en "perder el tiempo". Nada se pierde, todo se transforma. Los segundos dejaron de ser segundos para ahora ser una huella más en mi piel.

4.9.11

Bariloche

Muchos consideran que es una más de esas vivencias superficiales de las cuales sólo te llevás recuerdos borrosos y ruidosos, deterioro en el hígado y un par de fotos con perros San Bernardo. Bueno, la verdad es que sí, te queda todo eso, pero también millones de cosas más que vengo tratando de poner en palabras desde que volví y la verdad se me está haciendo muy difícil.

Pasar Bariloche es caer en la cuenta de que terminás la secundaria y se viene todo lo otro. Pasar Bariloche es que eso que esperaste tanto tiempo, que aunque no sabías bien de qué se trataba te morías de ganas de vivir, quede atrás y ya no como un incentivo para seguir adelante. Pasar Bariloche es haber vivido un montón de cosas con personas que capaz nunca habías tenido relación y mañana las vas a ver en el colegio con otros ojos y con mejor onda, o quizás no, pero fue compartir un trago, dos, veinte, una previa, una risa, una caída, una pelea con otro colegio, un juego, un baile, un "uy mirá el chupón que te dejó", una charla profunda, o cualquier cosa.

Porque sí, en Bariloche pasa CUALQUIER COSA. Y no por eso es menos especial. Es indescriptible la sensación de lo vivido. Es genial percatarse de que no exageraban todos esos que decían que el viaje de egresados es lo mejor del mundo. Es una locura entender que viviste eso de lo que vas a hablar toda tu vida y te va a quedar por siempre.

Los que nunca fueron capaz piensan que exagero, y capaz los que fueron y la pasaron excelente también. No me importa. Ahora lo único que me queda son los recuerdos (algunos borrosos y otros cubiertos de nieve), fotos, la sensación hermosa de revivirlo al contar algo de Bariloche o escuchar los temas que pasaban todas las noches, un hueco en mi placard con la ropa que perdí, y la sensación de que aunque ya haya quedado atrás y no me quede "más que simplemente eso", lo cargo a mi mochila de vivencias, recordandolo siempre como de las mejores cosas vividas.

Gracias Bariloche.


13.8.11

Gira todo lo que ves

Uno nunca es demasiado grande para la calesita. Creo que me venía tentando desde hace un tiempo pero no quería decir que sí. No correspondía. No quedaba bien que subiera. Pero me subí. Y ahora me mareo. Y no me puedo bajar. Y tengo miedo de sacar la sortija, bajarme, y volver a subir.

Bajate o me bajo yo. O nos quedamos los dos.

1.8.11

Me está aburriendo esta mentira de "la libertad"

Siempre pensé que ser libre era poder hacer. Según mi propio concepto soy libre. Tengo la posibilidad de caminar, correr, trotar, ir para allá, venir para acá, saltar, rodar o arrastrarme. Como elegí quedarme quieta no me choqué nunca contra ninguna pared. La pared se chocó conmigo.

De repente descubro que ser libre no es poder, si no ser y hacer. El que pudo y no hizo nada es esclavo de esas oportunidades de las que se esconde. Soy esclava. Estoy encerrada en esta supuesta libertad. Estoy llena de posibilidades, estoy en un punto en el medio de la nada. Puedo caminar para donde estoy mirando, o un grado más a la derecha, o 180 grados más a la izquierda. O 180,34 grados. Infinitas posibilidades. Pero no soy libre. Elegí y elijo día a día encerrarme en este punto, acepto estar a salvo. A salvo de los peligros, y de la libertad, y de la vida.

El otro día discutía con un chico. Me dijo "el que no arriesga no gana, pero tampoco pierde". Me reí. El que no arriesga deja pasar una oportunidad, dos, tres, deja pasar días, meses y años de vida quedándose en ese punto en el medio de la nada. Pierde la oportunidad, pierde los años, pierde la esencia. Yo creo que no me debe haber entendido nada, pero el día en el que sea viejo y se haya quedado sentado en el sillón me va a entender. Yo también me voy a entender; voy a estar en el sillón de al lado.

9.7.11

Antígona

No, no, no. Está de moda ahora. Los verdaderos revolucionarios se revuelcan en su tumba preguntándose dónde está el espíritu revolucionario de los que dicen tenerlo si son todos iguales y siguen una moda.

Toman el camino fácil creyendo que hacen lo contrario: simplemente dicen "no" y se dan media vuelta a aquello que acaban de negar, para seguir desaprobando cualquier cosa sin siquiera considerarla. Es sencillo decir que no: basta simplemente con mover la cabeza de un costado a otro y seguir de brazos cruzados dejando todo pasar. Tanto desestiman y reniegan propuestas y conceptos que se les va a contracturar el cuello por sacudirlo permanentemente de izquierda a derecha.

Decir que sí es arriesgarse, es jugarse; no es sólo inclinar la cabeza hacia el cielo y después hacia el piso repetidas veces. Aceptar es dar la palabra y llevar aquello como bandera; sostenerlo, respaldarlo. El que da el "no" pronuncia una palabra muy cortita y se acabó el problema para él. El que acepta no sólo dice "sí" si no que ahora tiene una responsabilidad.

El que niega todo está atrapado en la segunda letra de la corta palabra en cuestión; en un círculo, sin salida, repartiendo "no"s por costumbre, mirando con mala cara a todo, considerando que está manejándose según sus ideales y perdiendo de vista que no se le puede llamar "ideal" a ir contra todo. Prefieren vivir acorde a esa negación constante porque "es su ideología" cuando simplemente quedan contentos de su cabeza para adentro, porque el afuera sólo escucha una ene y una o.

"Para decir que sí, hay que sudar y arremangarse, tomar la vida con todas las manos y meterse en ella hasta los codos. Es fácil decir que no, aunque haya que morir. Basta con no moverse y esperar. Esperar para vivir, esperar hasta para que lo maten a uno. Es demasiado cobarde." Antígona, Anouilh.

Revolución ahora es decir que sí.

7.7.11

Catflower

Cuando me muevo mucho, me canso y cuando estoy quieta, me aburro. La lluvia de situaciones y emociones me tornan melodramática y de repente soy la protagonista de una novela. Escribo, lloro, escucho canciones, ya no aguanto más. La tormenta pasa y me envuelve la rutina y la nada, el querer escribir y no tener qué, la sensación de que la película de mi vida está en pausa desde hace tiempo.

Entonces para exteriorizar que no estoy muerta, escribo que no tengo nada para escribir. Recién iba a poner después de "no estoy muerta" entre paréntesis "al menos no corporalmente". Me encanta ser trágica y que ustedes crean que mi vida es alta novela. Lo más divertido es que a veces también me lo creo yo.

Igual me divierto, no se preocupen. En un tiempo voy a estar lloriqueando porque no aguanto todo lo que me está pasando y "qué lindo era cuando estaba tranquila".

6.6.11

Sin limón ni sal

Supresión a la creencia en lo utópico. Si es utópico, es utópico. Las cosas que nacen para ser platónicas, mueren platónicas. Si bien el intento de bajarlas a la tierra es emocionante y entretenido, la frustración número mil quinientos cuarenta y dos de no haberlo logrado fue la gota que rebalsó mi vaso de champagne. Hago fondo blanco y vuelvo a empezar.

Voy a llenar mi vaso de otro tipo de cosas. De fernet, de vodka, de Termidor. Voy a dejar de buscar esas experiencias que sólo existen en canciones, películas y relatos ajenos. Voy a inventar mi propio trago, cantar mi propia canción, ser protagonista de mi propia película y contar mi propia historia. Es un click, un momento, un instante en el que decidís despegarte de los sueños y empezar a vivir la realidad. Los sueños son lindos, pero, justamente, sueños son.

Borrón y cuenta nueva. Tequilazo libre de utopías y no paro hasta que cierren el bar.

29.5.11

Qué carajo es el amor

El amor es lo que pasa cuando estás dando unos lindos besos. O te los dan. En realidad no te acordás bien. El amor no es un sentimiento, el amor es un bioma, una atmósfera. El amor está en el aire. No hace falta amar para que haya amor. El amor es un clima, el amor se respira, el amor entra por los poros de la piel.

El amor aparece entre gritos e insultos para instaurar besos y mimos. El amor existe mientras existan dos personas que se quieren sentir. El amor de las flores rojas y los bombones es cosa de cuentos y de muñecas. Es para soñarlo, idealizarlo, y después bajar a la tierra. Para vivir ese amor que es eso que no te das cuenta que lo estás sintiendo hasta que te dejó queriendo más.

Alguien que te respire la piel, que te bese el cuello, que te mire los labios, que te toque el corazón. Eso es el amor.

Ahora que pienso, capaz que sí existe.

3.5.11

Elixir

La vida es agua que agarramos sedientos de un lago después de mucho caminar. Los sentidos a veces inhiben a la razón: si llevás muy rápido las manos cargadas de líquido a la boca, no vas a saciar nada de la sed que tenías. Se te va a escurrir la vida de las manos. Si acercás el agua lentamente, los huecos entre dedo y dedo se van a encargar de que no puedas tomar nada. Y otra vez la vida se te va a haber escapado.

Dejemos las formalidades a un lado y acerquemos las bocas directamente al agua. A la vida. Tomemosla sin parar, hasta que estemos empapados de existencia. Aunque todos estén mirando: son muchos los que toman con vasos de champagne para conservar las composturas, pero terminan muertos de sed. Y por lo menos a mis ojos, tomar y ver tomar la vida de manera salvaje es de las pocas cosas que sientan bien.

26.4.11

Temporal

Así como la marea sube; baja. Las tormentas parecen eternas, pero terminan. El huracán arrasa con todo, hasta que ya no más. Pero las lágrimas siguen cayendo.

Al principio son de furia, de enojo, de rencor y de odio. Las del después son de pena, de desilusión, de recuerdo, y de amor. De amor porque si no uno no se afligiría tanto. Para odiar hay que querer. No hay tormenta si antes no hubo calma, no hay lluvia si no existió el sol, no sube la marea si la marea no estuvo alguna vez. Supongo que los gritos, los llantos y los enojos están significando dos cosas: que ni por asomo el otro tiene razón en lo que dice, y que nos amamos tanto que ya no sabemos dónde guardarlo.

31.3.11

Movimiento que desata las ataduras

Afuera hay tsunamis y acá adentro también. Un tsunami-terremoto-huracán y todas esas cosas juntas. Más fuerte que el de afuera, y también mucho mejor.

Para mí eso es el placer. Cuando todo en mi mayor interioridad se da vuelta, se choca, se revoluciona, va para el otro lado, y para el mismo, y para arriba, y para abajo, y para todos juntos... Cuando me siento desorientada, y todo se me mezcla; cuando tengo mil cosas que en realidad son solo una muy confusa... Es algo sin forma, sin límites definidos, que le gusta permanecer en movimiento.

El dolor es el fin. Las ruinas que dejó. La quietud del final. Cuando todo volvió a formarse de una manera espantosa. Muy parecida a la anterior, pero peor. Porque ahora sé lo que es moverse, pero también sé lo que es estar quieto. Y no bailo más. Otra vez llegaron los grillos y la foto. Soy una foto. Ya no un video. Y por más lindas que sean las fotos, yo necesito retorcerme.

17.3.11

La calle te mira y se ríe de ti

Más triste que aceptar vivir el sistema, es creer que vas totalmente en contra a él y con tu ignorante sabiduría hacer a ese sistema que tanto aborrecés (pero que jamás podrías vivir sin) cada vez más vigente. Crees que vas diferente a todos, pero, ¿no te das cuenta que sos uno más? ¿que perseguís los ideales que quedan bien perseguir? ¿que decís lo que todos quieren escuchar que digas? ¿que todos nos damos cuenta que compraste el personaje -y que te queda bastante mal-? ¿que ya es demasiado evidente?

Lo más triste es que la pasás mal en tu papel. Te pudrís, lo sufrís, lo padecés, pero ya la careta te quedó pegada a la cara. Entonces la lucís y la llevás al extremo. Te felicito, te esforzás mucho. Me divierto más de lo que debería viendote hacer piruetas para que no se te caiga.

Entre ustedes se entienden, se validan la careteada, les encanta como queda. Pero, chicos, si vieran lo feo que se ve desde afuera... lo triste, lo vacío, lo falso que se nota que toda esa historia es... ¿Saben qué? La burbuja es la de ustedes. Espero con ansias ese PLOP.

15.3.11

Blog

Dejó de ser lo que yo quería que fuera, se convirtió, a veces, en un ida y vuelta vacío, sólo por el hecho, sólo por la reciprocidad; con buenas intenciones pero sin ese contenido que en algún momento lo hizo especial. Vuelvo a lo de antes, a escribir cuando me pinte, a comentar cuando lo sienta y cuando de verdad tenga ganas de decir algo. El que quiera seguir visitando que lo haga, y el que no, está en todo su derecho y lo entiendo. Le agradezco al fucking anónimo que me hizo pensar un par de cositas. Y que lo putee un poco. Capaz me molestó todo lo que decía porque tenía razón. Quiero volver a lo de antes, a subir una entrada en diez minutos sin pensarla mucho, a no tener que hacer las cosas por obligación si no por placer. A que no me importe nada, a que este sea mi espacio, mío, mío, mío; y a que acá mande yo.

Sepan disculpar, entender, enojarse, putear, no modificarles en nada. Amor para todos.

8.3.11

Quinto

Vuelve a empezar por última vez. Me molesta, pero me gusta. Quiero que se termine, pero quiero vivirlo como nunca. Es un ahora muy corto, que dicen que pasa muy rápido, que el día de mañana va a quedar como un algo más efímero de los tantos recuerdos que amontono en algún lugar.

Me molesta pero tengo miedo de terminar. Tengo miedo de tener que decir algún día que mi realidad es otra, que soy una chica universitaria, que soy adulta para la ley. Me asusta tener que algún día decir "egresé en el 2011"; tener que entender que la secundaria, una etapa que todos llevan tan presente, se termina.

Preferiría no pensar, preferiría estar pensando en que se viene Bariloche y la fiesta de egresados, y muchas noches por romper, pero hay algo que no me deja terminar de disfrutar de ese porvenir, y es el porvenir del porvenir. Es el después, es el "se acabó". Es la sensación que sé que se va a apoderar de mi cabeza que me va a hacer entender que todo lo lindo, sólo queda exactamente ahí, en la cabeza. Que me va a hacer esforzarme por guardarlo con fuerza, porque sólo queda eso, eso y nada más.

Es que, al fin y al cabo, lo único que vale son los recuerdos. Los mejores momentos pasan cuando estamos mirando al costado. Qué mediocre resignarse a los recuerdos. Bueno, esa soy yo. La que trata permanentemente de no pensar y vivir en el hoy, pero siempre está preocupada por el mañana. Que acepta que sólo va a ser feliz recordando de un ayer efímero.

Hola quinto. Estoy contenta igual. A veces me desconcentro y me olvido de pensar. Ahí es cuando somos felices. Sólo que no nos damos cuenta.

18.2.11

Dulce condena

Uno sonríe, entonces el otro sonríe más, por ende el primero agranda su sonrisa, razón por la cual el segundo también lo hace, y un rato después una guerra inconsciente e inocente de mostrar los dientes se apoderó del momento.

Una foto color sepia, un ramo de rosas rojas, una carta escrita en cursiva con tinta roja y con las "o" escritas como un corazón. Una luna gigante, miles de estrellas; una noche tan corta como larga. Una canción cantada al oído, un mimo sobre la piel que un segundo después va a estar erizada. Una pelea con gritos en forma de corazón, que dicen odio pero piden besos. Un segundo eternizado en años, un beso lento; largo; silencioso. Recuerdos blanco y negro, recuerdos rojos, recuerdos rosas.


Pero Plutón está más cerca mío.

11.2.11

Sentirlo es mejor

Y así y a esa hora encontré ese ahí. Sentarme, mirar a la luna. La luna que aunque chiquita, incompleta, o "nueva", está, saluda, marca su presencia, baila. La luna que puede estar llena pero uno verla con huecos que son las hojas del tronco del árbol caído que ya no se cae más. El viento caliente hace mover al árbol y representa unas combinaciones alucinantes de sombras, hojas, flores y la luna. Sumados a unos ojos color marrón claro que me miran expectantes, petrificados, esperando un accionar.

Pampa, entendé, ahora el accionar es ese, nulo a los ojos de cualquiera, supremo desde los míos. Sentarse al lado de la parrilla, levantar la vista, y disfrutar de un escenario tan simple como alucinante. Bendita es la luna, Pampa. Tiene luz pero en realidad es opaca. Inspira estando aun siempre quieta y en silencio. La gente nace, ríe, llora, y muere, y de todas formas ella sigue ahí. Magnífico, Pampi. Si algún día hablás con el Dios de la luna, si es que existe, por favor, decile que no creo ser suficientemente grandiosa como para merecer disfrutar de semejante espectáculo.

28.1.11

Cementerio de palabras cruzadas

Me encuentro con un espacio en blanco que me pide, con una ausencia de palabras que me está diciendo mucho. Me pide en silencio, pero a gritos. O capaz que me lo pido yo, desesperadamente. Con una necesidad inmensurable de plasmar lo que ronda en mi cabeza que necesita ser palabras para ser. Con intuición de que si lo plasmo me decepcione, me de cuenta de que es poco, de que es lo de siempre. Con miedo a percatarme de que lo superado no lo estaba tan, con miedo a conocerme y a saberme otra vez. Saber cosas que ya sé y conocer a quien ya conozco demasiado. A mí, esa chica llena de palabras, pero que cuando necesita vomitarlas para saber su hoy teme, se esconde. Se calla. Como el espacio en blanco que ya no está tan en blanco. Pero ahora simplemente susurra.

A veces es mejor el blanco, es mejor el silencio. El vacío da lugar a imaginar, a leer lo que uno tenga ganas de leer. Las palabras generan para el que lee una aclaración, una indicación, un hecho, algo que naturalmente es así. Aunque para el que escribe, escribir es volar, es ser, es imaginar y liberarse. Así que acá vuelo, acá soy, acá imagino y me libero.

Cuando soy lectora de mis propios escritos es cuando me siento presa de mí y busco desesperadamente la llave. Sin percatarme que salir de lo que escribo es salir de mí. Porque todos estos blablabla soy yo.

16.1.11

No supiste decirle que no

Es sólo cuestión de números: las vivencias duran un tiempo limitado, y si son positivas, generalmente poco. Los recuerdos, en cambio, quedan. Probablemente se vayan esfumando, se vayan debilitando, vayan perdiendo detalles y se modifiquen según el inconsciente del portador de esas memorias. Sin embargo son fuertes e imbatibles. Por más que se quiera extirpar un momento de la consciencia, nada puede hacerse. Es sólo cuestión de tiempo.

Tiempo. Ese mismo que se hace corto cuando vivís tus tres semanas más felices del año y se expande las noches largas de insomnio. Ese que se encarga de que tu felicidad se te escurra de la mano, ese que participa en la apresurada manera en la que vivís las mejores cosas. Cual hombre con sed que por tomar mucho y rápido vuelca todo el agua, en vez de caminar la cuerda floja la corrés porque es fantástico. Entonces de repente no te caíste, y llegaste al otro lado. ¡Llegaste! Llegaste. No querías llegar en realidad. Te gustaba la cuerda, la adrenalina, la posibilidad de caer. Te gustaba la inestabilidad, te gustaba mirar para abajo y no llegar a divisar el piso, y después levantar la vista y sentirte muy cerca del sol.

Ahora sólo cada tanto recordás tu paso. De vez en cuando revivís en tu cabeza ese caminar, esa emoción, esa inexplicable sensación. Pero jamás como la vivencia en sí... Nunca. Sin embargo, un día te diste cuenta que era tiempo de conformarse. Ahora sólo te dedicás a aprender a ser feliz a través de las memorias. Volviendo al pasado, reviviendo de la mejor forma lo sucedido. Transformándolo en medida que sea posible para tu bienestar, sin olvidarte de vivir cosas nuevas para algún día poder recordarlas. Pocas son las veces que alguien se percató de lo bueno que estaba viviendo en el momento justo. La mayoría de las personas estúpidamente esperan a que pase para tratar de disfrutarlo así.

Pero tampoco es posible. Es un circulo vicioso. Una estúpida guerra entre recuerdos y realidad, memorias y hechos. A decir verdad, es una simple línea. Muy finita y generalmente difícil de encontrar, pero vigente por y para siempre.