porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

22.10.11

1/x

De repente una parte de mí está en otra persona. De repente lo que siempre dependió de mí, cambia según otro. De repente está en juego mi bienestar. De repente lo que el otro haga va a cambiar mi ahora. De repente soy una mitad, o un cuarto, o lo que sea; de repente algo me falta y a otro, algo le sobra, o simplemente guarda algo mío en algún lado. Pero no lo cuida. Lo lastima. Y me lastima.

Por primera vez supe dar, o simplemente me salió. Cedí. Me dejé ser una parte y no ser más un completo. Y todo salió mal.

Era mejor cuando era un entero y no me importaba nada. Ahora soy simplemente una fracción. 

Ya no quiero que me devuelvan lo que di. Esa parte está quebrada, sucia, olvidada. No supieron darse cuenta que era una parte mía. O lo supieron y no lo cuidaron. No lo quiero de vuelta; tiralo a la basura. Ya no me sirve. 

Tendré que ser una fracción para siempre y, para la próxima, saber a quién le doy una porción de este triste pedacito que quedó.

3.10.11

El mañana no existe (PERO VA A EXISTIR)

Supongo que de chiquita debo haber querido ser maestra o doctora, pero nunca fueron ganas tan fuertes como para mantenerse hasta hoy o que realmente las recuerde. Hubo una época que iba mucho al dentista y me dieron ganas locas de arreglarle los dientes a las personas. Debo haber tenido ocho años. Ese envión me habrá durado ese mismo número pero en meses. Cuando empecé la secundaria y arranqué a dejarme ser en papeles y escribir, sentí que tenía ganas de eso. De hacer algo relacionado con la comunicación, con transmitir ideas y opiniones. Me aseguré toda la secundaria que eso quería, me afirmé sobre qué carrera iba a estudiar y en qué universidad.

Estaba realmente convencida, hasta que llega el momento en el que todas esas ganas, y sueños, y expectativas de a poco van dejando de ser proyectos a futuro y se acercan al presente. De repente me tengo que inscribir. De repente tengo que decidirlo ya. De repente hay que convertir ese "me gustaría" en un "me gusta". ¿De qué te gustaría trabajar cuando seas grande? me dicen algunos. Nadie entiende que me es imposible verme grande. Que no quiero ser adulta, no quiero que pase el tiempo, nada relacionado con ser "grande" me parece lindo, por ende no tengo ganas de verme en la adultez de ninguna forma. De la mejor forma que me imagino de grande es siendo chica.

No me siento preparada con 17 años como para saber lo que quiero hacer el resto de mi vida. Algunos me dicen que no me lo tome tan trágico, sin embargo para mí es así. No tengo miedo a "perder un año", tengo miedo a que pase un año, dos, tres, y yo seguir con esta misma incertidumbre, estas mismas ganas de seguir sin asumir un papel, de quedarme saltando la soga en el punto en el que se dividen mil millones de caminos.

Me pasé el último año diciendome que estaba segura de algo que en realidad no. Evitando investigar para no tener que aceptar que tengo que realmente plantearme qué quiero aprender, de qué quiero trabajar y para qué tengo facilidad. 

Por más que muchas personas me aconsejen, esta vez la decisión es puramente MÍA y PARA MÍ. Creo que eso es lo que más miedo me da, que literalmente todo está en mis manos.