porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

22.2.21

Todavía

Todavía sos lo primero que se me viene a la mente, junto con algo así como un microinfarto, en ese ratito mucho más corto que un segundo donde veo que me está llamando un Número Oculto. O cuando me llega un mensaje de un contacto sin guardar. Ese cuasi ataque cardíaco viene con toda la mierda de esos tiempos en los que te bloqueaba, te eliminaba, te sacaba, te alejaba; y con un algo de alegría y adrenalina, porque más que alejarte yo quería acercarte hasta ensamblarnos como nunca, y de alguna manera: estabas apareciendo.

Ahí venía un "hola" seco que en realidad sólo quería llenarte de besos. Como si un "hola" pudiera hacerte cambiar de opinión. Debo decir que muchas veces funcionó, pero claro, no eran más que movidas superficiales tuyas. Digo tuyas porque para vos quizás no significaba nada ese reencuentro posterior y para mí era "volver". Todo era "volver" para mí, porque era lo único que quería. Y no escuchaba nada más que las partes en las que vos decías que tal vez, totalmente presionado por mi necesidad de vos. 

Será que eran muy fuertes esas mini-emociones celularísticas porque creo que es lo único que todavía te trae a mi cabeza. Es que ya no tengo ni idea de hace cuánto que no hablamos y ni me avivo a tiempo de las "fechas importantes". Durante mucho tiempo lo supe todo con exactitud. Ahora pienso quizás "hubiésemos cumplido tantos años" pero tres semanas después. Y como un dato curioso que no duele absolutamente nada. 

Todo cambió ese cumpleaños, año nuevo, o pestaña caída (cualquiera sea la instancia de pedir deseos, no recuerdo cuál) que en lugar de pedir "volver", pedí que dejes de doler. Fue el primer deseo que se me cumplió en la vida y me parece que tiene que ver un poco con solo pretender estar bien y creer que el universo sabe cómo hacerlo. 

Y en confiar que nos merecemos ser felices, pero que elegir la forma es un capricho que al destino no le copa para nada.