Resulta que hace un rato estaba pensando en que sos el pibe por el que más cosas hice. Es re lindo poder decirlo, aunque más lindo sería si hubiera servido para algo. Pues, un poco sí: para tener esta sensación en el alma de que por vos hice de todo. Para poder escribirlo. Para poder, algún día, contarlo. Para si llegamos a estar juntos, echártelo en cara. Y aunque seguramente eso nunca pase, me sirve para hoy imaginar ese posible día en el que seamos dos y yo me enoje porque por vos di todo y vos poco y nada.
Para empezar, y arrancamos con lo mejor: te escribí una canción. Y no sólo eso: la canté y la divulgué para que todo el mundo sin saberlo esté cantando nuestra historia. Al menos la mía con vos, que para mí es tuya, aunque no quieras. Como yo.
Y eso es lo más significativo, pero también hay miles de pequeñas cosas que accioné solamente para vos. Tragos que jamás hubiera fondeado si no te estuviera por ver, o si no me acabara de enterar que no te iba a ver, o si no anduviera triste y con ganas de salir fuerte porque me desilusionaste una vez más (o me desilusioné sola..).
Perfume. Me gusta ponerme, pero siempre que supe que iba a cruzarte (o que existió la más mínima chance), seguro que me puse un poco más o de mi preferido en lugar del cotidiano. O la cantidad de veces que fui a tal lugar sólo porque quizás vos estabas. Quizás. Ni hablar de si sabía que estabas. O las cosas que te escribí y nunca te mandé. Desde tuits hasta archivos de word como este. O los besos que soñé dormida y despierta. O las canciones en las que te busqué y como no te encontré, puse siguiente. Y siguiente, y siguiente, hasta encontrarte. Igual que con las películas y las series.
Es que parece que si no estás vos, no tiene sentido. Sos mi norte, y para vos soy apenas una partícula del mar. Pero ojo, porque así empiezan los tsunamis.