porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

28.7.13

Y no me deje volver II

Otra vez estoy en la ruta. Es mi hora preferida. Desde el auto se ve al sol a un centímetro del horizonte, quizás un poco más. Se ve redondo, con el perímetro perfectamente delimitado. Preciso. No puedo dejar de observarlo aunque me genera cierta molestia en los ojos.

Saco la vista, miro el auto, mis zapatillas, un cartel, hasta la ruta. Todo parece insignificante, poca cosa, escasez. Y la sombra luminosa del sol, esa que queda en la retina o en el cerebro también cuando despliego los párpados; está ahí, en todos lados, en cualquier ente en el que elija dirigir mis pupilas, recordándome lo que todo eso no logra ser ni por asomo.

Es que con lo tan hermoso e intenso pasa eso. La mirada se acostumbra y después todo lo otro es mediocridad.

3 comentarios:

  1. Anónimo13:14

    No tengo idea de cómo llegué hasta acá, pero te leí y te re banco.
    Te invito a darte una vuelta por mi sitio:
    noeliaudisio.wordpress.com , a lo mejor me leés y hasta me dejás un comentario.
    Éxitos!
    Te estaré leyendo.

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  2. Me encantó. Excelente final.

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  3. Y la mediocridad siempre presente...

    Saludos

    J.

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Yo deslizo, tu deslizas, él desliza, ellos deslizan, nosotros deslizamos, vosotros deslizáis.