porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

18.7.13

Re loca

No estoy cómoda, no sé bien por qué. Quizás sí me aburrió, pero nunca me incomodó estar sola sin hacer nada durante unos minutos. Miro a mi alrededor. Dos chicas y dos varones sentados, a dos mesas de distancia de la mía. ¿Habrán salido dos versus dos? ¿O son solo amigos? Escucho unos segundos y me parece correcta la segunda opción. Después de un rato, dejo de deducir. Ese es un juego que ahora no tengo ganas de jugar.

Al rato, a mi derecha, sentados más allá: un chabón y una piba, enfrentados, ¿de la mano tiernamente o pasándose algo?... Sí, se están dando la mano. Hacen linda pareja. Minutos después, distraigo la atención otra vez: no me pinta ese mambo que tantas otras veces me entretuvo. Quiero solamente comprender y saber qué es lo que no me deja soltarme, aflojar los hombros, relajar las uniones entre conceptos: que no estén tan tirantes, sino más sueltas, dispuestas a ser activadas en caso de ser necesario.

Me saco los anteojos porque sí, como movimiento de tipa ansiosa que quiere matar al aburrimiento entones empieza a toquetear y mover lo que tiene cerca. Se suma a la ecuación una pizca de astigmatismo y miopía, antes negadas por los cristales. Veo bastante mal, aunque sólo me doy cuenta de eso ahora que me saqué los lentes, porque sino estoy convencida de que "veo perfecto y no los necesito". Ya no distingo las caras de a quienes observaba antes, ni tampoco del resto de la gente a la que no me detuve a mirar tanto.

Ya no llego a verles ni los ojos. Ni los ojos. Ni su mirar. Ni su posible crítica, juicio, opinión, análisis, pensamiento sobre mí. Soy yo sola. Estoy cómoda.

Tampoco yo puedo observar, criticar, juzgar, opinar, analizar y´pensar acerca de todo lo que me rodea. Ni lo más mínimo y superficial, ni lo más interesante y profundo. Ya no existe posibilidad de sacar teorías de la gente y sus vidas, ni de la cotidianeidad, ni del vaso rojo de allá, ni del tacho de basura. En contra de lo que siempre digo: lo único que necesitaba era dejar de mirar para afuera.

Entonces, no me queda otra que activar mis ojos internos, los del alma, los del cerebro, los de las entrañas. Como última opción, accedo. Uno lo evita porque le asusta: nunca sabe con qué se va a encontrar.

7 comentarios:

  1. Anónimo01:11

    Me encanto, me gusto que no supe cual era el mensaje hasta el final del texto

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  2. Lo malo es que para la miopía del alma no hay oftalmólogo que ayude...

    Saludos

    J.

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  3. Anónimo16:48

    yo carezco de vision texterna pero mi mente y mis ojos interiores estan bien abiertos

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  4. Es genial lo que haces, siempre leo con mucha atención y con entusiasmo lo que escribis. me encanta!!! ojala sigas asi, siempre estoy esperando que escribas algo!! ojala lo leas, un abrazo!!

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  5. esta genial lo que haces, siempre leo con mucha atención y entusiasmo lo que escribís!!! ojala sigas así, siempre estoy esperando a que escribas algo!! ojala leas mi mensaje, un abrazo!!

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  6. Genial! me encanto como de observar algo cotidiano llegaste a esa conclusión, esperaba que describas todo lo que ves y ya. Me gustó
    besos

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  7. Anónimo19:38

    Esto es genial, me gusta tu estilo de escritura.
    Abrazo.


    PD: La pareja de la derecha se estaba pasando droga seguro.

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Yo deslizo, tu deslizas, él desliza, ellos deslizan, nosotros deslizamos, vosotros deslizáis.