porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

31.12.20

2020

El 2020 fue el año más raro de mi vida, y entiendo que probablemente el del mundo entero. Aprendí tanto que, por más dolor y dificultades que haya tenido, no me sale pensarlo negativamente. Y porque yo tengo algo, que no sé bien qué es, que me hace siempre encontrar un motivo para creer que está todo bien, aunque no lo esté. Aún en el encierro más encierro, ya con meses encima de no salir y con la luz al final del túnel muy muy lejos; yo me sentía feliz, aunque ahora no pueda entenderlo bien. Lo que sí, y esto es muy personal, no empecé el año de la misma manera. Terminé el 2019 muy triste y desorientada y de igual manera empecé el 2020. Y fue aislada que tuve que renacer. Que me amigué y aprendí a vivir sola, que cuando pensé que lo peor del desamor ya había pasado, vino otra trompada y me demostró que todo lo que nos pasa viene a hacernos dar cuenta de que somos lo suficientemente fuertes como para soportarlo y hasta para sacarle jugo y salir de ahí todavía más felices. 

    Deseo, primero que nada, porque no puedo abstraerme de la realidad, que este virus del orto se termine, de la forma que sea, con la vacuna que sea; pero que recuperemos nuestras vidas. También espero que si las cosas no vuelven a ser igual, sea de una manera positiva, que hayamos aprendido, que cuidemos al mundo, que disfrutemos más de los vínculos y de las cositas chiquitas y lindas que existen. Pido que seamos tolerantes y empáticos entre nosotros, entre todos, que no levantemos el dedo sin antes intentar entender; sin tratar al otro como nos gustaría que nos traten a nosotros en una situación similar. Al final (y más temprano que tarde) todo vuelve. Ojalá estén re rodeados de amor, no se olviden que hay mil tipos de amores y que el romántico no es el único que importa, y si lo está siendo, hay algo que mal y en algún momento nos lo va a cobrar. Porque las cosas que te cambian mucho la vida, al final no están tan buenas. Porque te la cambian dos veces, cuando llegan y cuando se van.

    Los quiero mucho. Este año fueron muy importantes para mí, realmente durante la cuarentena no me sentí sola porque podía intercambiar cosas constantemente con ustedes, compartirles las boludeces que pensaba o me pasaban y leer sus respuestas..; lejos está eso de la soledad. También tuve varios traspiés y momentos chotos y siempre estuvieron ahí conteniéndome, bancándome, y por sobre todas las cosas, comprendiendo que soy una pibita más y que nos pasa -o nos puede pasar- exactamente lo mismo. De corazón, gracias por eso. Por un 2021 mejor en todos los sentidos que sea necesario e igual en aquellas cosas que salieron bien (porque algo tiene que haber salido bien en el 2020, ¿no? Bueno, no respondan..). Los amo. Disfruten y, ah, también deseo que mañana no tengamos mucha resaca.