Cuando te conocí, "Ramiro" no me generaba absolutamente nada. Me resultaba totalmente neutro: no tenía ningún amigo que se llamara así y no recordaba jamás haberme chapado a uno. Después me acordé de uno o dos. Tengo un historial largo, ¿cuál hay? Pero nunca me hubiera imaginado que algunos años después tu nombre se iba a manosear tanto para mí. En mi celular, pasaste de ser "Rami Facu", a ser "Amor", a ser "Ramiro", a no estar, a ser "ForroDelOrto", a no estar otra vez. En algún flash pelotudo de intento de amistad post corte volviste a ser "Rami" y fue tan raro, horrible y forzado, porque yo nunca te decía Rami; que obviamente se volvió a ir todo al carajo. Desde que nos separamos fue siempre así: o se iba todo al carajo o se estaba por ir. No había otra.
Me dolía tanto oír tu nombre.... porque enseguida viajaba a cuando lo escuchaba en un almuerzo familiar en el que me preguntaban por qué no habías venido, y yo respondía que estabas estudiando para un final. Sabiendo que te extrañaba, que te veía en un rato, que éramos para siempre. La palabra mágica era la misma: Ramiro. Pero significaba cosas tan distintas... quizás porque mi sensación era que no eras ese Ramiro, que ya eras otro. Y ahí la duda, de cuál era el real, si yo había estado ciega tres años o el de después estaba confundido. O tal vez los dos eran verdaderos, pero simplemente habías cambiado...
Tanto me dolía nombrarte o escucharte, que agarré el consejo de mis amigas, que medio en chiste a veces le decían a sus exs al revés. Pero un al revés raro, estratégico: ni siquiera suena parecido, da la sensación de que se habla de otra persona. Tal cual como yo te sentía. Luli llamaba Ylrach a Charly; Pauli, Olbap a Pablo. Es hasta gracioso, y cuando te empecé a decir Orimar, descubrí que me sirvió. Orimar. Entonces en vez de querer llorar o sentir un escalofrío, me reía. Y ya no me llevaba a mi Ramiro, sino a otro tipo. Tal cual lo que percibía, o necesitaba percibir.
"No quiero convertirme en Voldemort", me pediste una vez. Ja, sí, también te dije así, obvio. "El que no debe ser nombrado" decían en Harry Potter. No era muy original, pero ¿a quién le importa serlo cuando se trata de llorar un poco menos? Tuve varios Voldemorts antes que vos, pero más de graciosa que de rota. El verdadero Tom Riddle eras vos.
Entre risas, en algunos de esos baches de amistad exigida y dudosa en los que en mi celu eras "Rami", te conté lo de Orimar, con un poco de miedo de asociar ese nombre también a un vos que me generara cosas buenas. Pero los grises duran tan poco y terminan siendo tanto más horribles que el peor extremo, que no pasó. Me acuerdo que te reíste, y lo hice para eso además, para ver si te acordabas de mi versión luminosa y chispita. También me acuerdo que dijiste que no teníamos por qué odiarnos. Coincidí. Por primera vez me pareció que podía quererte de lejos, aceptar que que no hubiésemos funcionado no significaba que tuvieras que ser mi enemigo. Pero no, al final no me dejaste. Si no querías convertirte en mi Voldemort, ¿por qué parece que hiciste todo para que sí?
Con el tiempo, ya no hay apodos chistosos ni de película. Hasta puedo nombrar a alguien que se llame igual que vos y que no se me estruje algo en la panza. Lo que todavía no me queda claro es si es porque dejé de sentir cosas por vos o porque simplemente ya no siento nada.