De tan exacta y precisa que es la sensación ante un día como hoy, se torna imposible describirla. Las palabras le quedan chicas, o muy grandes, porque en realidad es algo tan simple, y a la vez, tan majestuoso. No sé por qué esa necesidad de apalabrarlo. Supongo que para hacerlo eterno. Porque sí. Se va a hacer de noche, va a refrescar, vamos a tener que caer. Lo sé. Y saberlo, quizás hasta le saca un poco de placer (porque no puedo evitar perder un poco de energía en pensarlo).
"La felicidad es encontrar el equilibrio perfecto entre pensar y no pensar". Pero hoy no es un día para hablar de eso, no. La filosofía y las palabras difíciles y profundas son para otro tipo de clima. Con "clima" no me refiero (solamente) a la temperatura, al sol, a la luz, sino más al ambiente, a lo que se percibe, a lo que se respira. Hoy tengo ganas de mirar a una hormiga, o una pared blanca, o un kiosko, o un esmalte de uñas. Pensarlo sin pensar demasiado.
Bueno, entonces encontré la forma de describirlo. Lo logré. Hoy es un día para sentarse en un umbral. Listo, ahora va a existir para siempre.
Me alegro que te sientas así, para mi fue lo contrario, pero recuerdo ese sentimiento :) y es como lo describes
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